Monday, May 08, 2006

Brillo perdido (Rita Dove)

Rita Dove fue la primera mujer afro-americana que recibió el galardón de Poeta Laureado de los Estados Unidos. En 1987 obtuvo el Premio Pulitzer por su libro de poemas Thomas and Beulah; también ha publicado las colecciones de poemas The Yellow House on the Corner (1980), Museum (1983) y Grace Notes (1989), la selección de cuentos Fifth Sunday (1985), la novela Through the Ivory Gate (1992) y el drama en verso The Darker Face of the Earth (1994). Su libro de poemas seleccionados Selected Poems apareció en 1993.
Nació en Akron, Ohio. Habiendo obtenido una beca presidencial, en 1970 fue una de las mejores alumnas graduadas ese año. En 1973 obtuvo su título summa cum laude en la Miami University (Oxford, Ohio) ; durante 1974-75 realizó estudios en la Universidad de Tübingen con una beca Fullbright y, en 1977 obtuvo su Master of Fine Arts en la Universidad de Iowa.



Echo de menos ese corredor bañado de sombra,
sudor de siglos erigido en piedra.
Después del ataque, después que mis gritos
disminuyeron y sus remos suspiraron
hasta la costa humeante,
la palidez gris del bastión me calmó.
Incluso las columnas parecían cordiales, su lóbrego brillo
como la piel lustrosa de un ojo vagabundo.

Solía pararme en lo alto de la escaleradon
de la alfombra desplegaba hacia abajo
su extravagante corazón. Las llamas
peinaban el lago con relucientes lamidos.
Podía pretender que estaba por encima de la tierra
más que bajo : un palazzo
veneciano o un chalet en las brumas acostado
en un Alpe, aquella mezcla de confort
y tristeza ... nada era más simple
de imaginar. Pero era más difícil
descender cada anochecer : todo ese mármol
despojado de la felpa roja del privilegio
sobre la que viajaba, lento nautilo
desenrollándose en aterrorizado esplendor
adonde él sabía que me encontraría...
mi consorte, mi pareja,
aunque mucho más viejo y más triste.

Con el tiempo perdí la capacidad
de decidir. Era como si
hubiese estado viajando todos estos años
sin cuerpo,
hasta que sus manos me encontraron...
y entonces sólo éramos
los dos por siempre :
uno que hería
y otra que servía.

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