Wednesday, September 20, 2006

Acuarimántima IV

Yo descendí de la antioqueña cumbre,
de austera estirpe que el honor decora,
el alma en paz y el corazón en lumbre,
y el claro sortilegio de la aurora
bruñó mi lira y la libró de herrumbre.

Y fui, viajero de nivoso monte
y umbría roza de maíz, al valle
que da a la luz su fruta entre su llama:
había miel de filtros de sinsonte
que derrama canción de rama en rama.

Y el mar abierto, a mí divinamente
su honda virtud hizo afluir entera:
gusté su yodo... y la embriaguez ignota
de no sé qué sagrada primavera
bajo la paz de una ciudad remota.

Fulgía en mi ilusión Acuarimántima.

Ciudad del bien, fastuosa, legendaria,
ciudad de amor y esfuerzo y ufanía
y de meditación y de plegaria;
una ciudad azúlea, egregia, fuerte,
una Jerusalén de poesía.

Y como los cruzados medioevales,
ceñíme al torso fúlgida coraza
y fuime en pos de la ciudad cautiva,
burlando la guadaña de la Muerte
y la fortuna a mi querer esquiva.

La ondulante odisea rememoro
con amor y dolor... Un linde vago,
de súbito sangriento, ya cetrino...
Un buque... un muelle... un joven noctivago...
y el tono de la voz... y el pan marcino...

La maravilla comba, transparente,
de las noches de junio hacia la hondura
de un huerto viola, en ácidos alcores;
y allí la levadura de mis cantos,
hecha de mezquindad y sinsabores.

Y aquella niña del amor florido
y oloroso, y ritual, y enardecido,
el seno como un fruto no oprimido,
y un dulzor en los besos diluïdo,
y un no sé qué... que túrbame el sentido.

Y la huraña beldad, el mármol yerto
e inconmovible; y la Infantina huraña
que era el postrer jazmín que daba un huerto...
¡Me figuro las luces de sus ojos
como dos cirios de un cariño muerto!

Y el arduo afán en el impulso vario
por resolver el canto en melodía.
Derrame un ruiseñor en el himnario
toda la miel del día.
Un rumor milenario,
y la luz de tu lámpara ¡oh Sophía!

Húmedos los cabellos —cristalinos caireles
de agua y sol—, aún ondulan fantásticas ondinas;
mientras danza en la luz un coro de donceles
por la playa al influjo de las sales marinas...

Saturday, August 19, 2006

Acuarimántima III

Como en la vaguedad de un espejismo:
—¿qué sabes? —mi conciencia me interroga,
fluïda en llanto entre mi propio abismo.

Y miro el mar ardiente, el monte flavo
que suaviza el azul, la estrella límpida
rielando en el rocío del capullo;
y en sus cunas los cándidos infantes,
cazados con las redes del arrullo
por el sueño de manos hechizantes.

Y vuelto a mí, gimiendo el corazón:
—¿qué sabes? —vanamente me interrogo,
mudo, bajo la múltiple emoción.

Sólo un saber escondo claro y justo;
llévole como antorcha y como daga
en medio del cerrado laberinto;
en su vasta amplitud mi fe naufraga
y hallo en su anchura incómodo recinto.

Se oyen sordos, roncos lamentos,
y alzan sus puños en el vacío
los pensamientos.

¡Oh menguado saber, pobre riqueza
de formas en imágenes trocadas,
ley ondeante, ciencia que alucina,
que cada noche en el silencio empieza
y cada día con el sol culmina!

¡Oh menguado saber de la iracunda
vida que ante mis ojos se renueva,
germinal y cruël, ciega y profunda;
madre de los mil partos y el misterio
que al barro humilla y a Psiquis subleva!

Como ventana que el azul del cielo
circunscribe, se entreabren los sentidos.
¡Pobre, ruïn saber! Y, sin embargo,
la leve mariposa del anhelo
entra por la ventana sin ruïdos.

Cuaja en el corazón de la manzana
la dulzura estival; la mariposa
vuela del fondo de la carne humana.
¡Que al claro cielo
suba el anhelo!

Por ese vuelo, la heredad natía
canté, con ritmo del ideal retorno,
en la ingenua parábola temprana.
En el turquí del éter desleía
un nácar tenue mi primera mañana.

Por ese anhelo entre los acres pinos
y las rosas en llamas del ocaso,
al hablar dejo la palabra trunca:
el tiempo es breve y el vigor escaso,
y la Amada ideal no vino nunca.

Por ese anhelo, en rimas balbucientes
canto el rojo camino que a la tarde
se pinta en la montaña evocadora,
o a la vívida luz del sol temprano,
como una obsesión conturbadora
de sangre y sangre en el azul lejano.

Y por él amo, en fin, y por él sueño
con una honda transfusión divina
de la luz en mi carne de tortura,
¡puesto que está la estrella vespertina
sobre el horror de esta prisión oscura!

Columpia el mar su cauda nacarina,
y en ustorios relámpagos de espejos
esplende en bruma de ópaco la carne de la ondina.
Y fluye Acuarimántima a lo lejos...

Tuesday, August 08, 2006

Acuarimántima II


En libre vuelo, el cielo de mi América
hender he visto un cóndor negro, errante.
¿Qué abismo circunscribe? ¿Qué intacta nieve augura?
Por las arterias de los ciervos montesinos
discurre para el cóndor la sangre enardecida,
bajo las pieles lúcidas, entre las carnes bellas.


¡La presa viva!, ¡el pico ensangrentado!,
¡el ala pronta!, ¡el ímpetu del vuelo!
y un delirar de cumbres y centellas.


Así mi impulso al aura de la vida,
y así mi Musa en su ilusión liviana
de que brote la carne un lirio místico.
Bestia de los demonios poseída,
¡oh carne, es hora ya del don eucarístico!


Cintila el cielo en gajos de luceros,
y querubes de vuelos melodiosos
revuelan de luceros a luceros.


Tengo la sensación de que discurro
delante de los pórticos sagrados:
alguien dice mi nombre a la distancia;
brotan dulces jardines los collados
y asume mi ternura en su fragancia.


Claridad estelar, templo encendido,
rima errante por noches de pavura,
huerto a la luz de Vésper. En olvido
mi ser se muere, mi canción no dura,
¿y fui no más un lúgubre alarido?


Carne, bestia, mi Amiga y mi Enemiga:
yo soy tú, que por leyes ominosas,
cual vano mimbre que meció una espiga
te haces nada en el polvo de las cosas...


¿Y la divina Psiquis, la Rosa entre las rosas?

¿Y mis amores que irisé de lágrimas?
¿Y mi ciudad nebúlea tras la ilusión del día?
¿Y mis antorchas que erigí de emblema?
¿Y esta inquietud, y este ímpetu anhelante
hacia una ley o una verdad suprema?

Pesa sobre tus pétalos, ¡oh Rosa
Espiritual! tan lóbrega y cerrada
la noche, tan vacía y rencorosa,
que en vano el brillo de tu broche efunde.
Amor. Deleite. Horror. Pavesas. Nada.

¡Nada, nada por siempre! Y merecía
mi Alma, por los dioses engañada,
la Verdad, y la ley y la Armonía.
¡Sé digna de este horror y de esta nada,
y activa y valerosa, ¡oh alma mía!

Monday, August 07, 2006

Acuarimántima: I (Porfirio Barba Jacob)

Me había tardado en poner aquí el hermoso poema que da nombre a este blog. Además es una manera de hacer honor a este gran poeta antioqueño a quien admiro profundamente: Don Porfirio Barba Jacob, como quiso llamarse a sí mismo. (Miguel Ángel Osorio; Santa Rosa de Osos, Antioquia, Colombia, 1883 / México, 14 de enero de 1942).

Nota: El poema es un poco extenso, así que lo pondré por partes; las mismas en las que su autor lo dividió.



Acuarimántima






O voice che avete gl´intelleli sani,
mirate la dottrina che s´asconde,
sotto il velame degli versi strani.
DANTE, inf., Canto IX, 61-63.
Vosotros que tenéis sano el entendimiento,
observad la doctrina que se esconde,
bajo el velo de estos extraños versos.




I



Vengo a expresar mi desazón suprema
y a perpetuarla en la virtud del canto.
Yo soy Maín, el héroe del poema,
que vio, desde los círculos del día,
regir el mundo una embriaguez y un llanto.

¡Armonía! ¡Oh profunda, oh abscóndita Armonía!

Y velaré mi arduo pensamiento
sotto il velame degli versi strani,
fastuoso, de pompas seculares;
perfecta en sí la estrofa del lamento
y a impulso de los ritmos estelares.

Columpia el mar su cauda nacarina,
e imbuida en la clámide del río
pasa en la bruma fúlgida la carne de la ondina.
Grana el campo nutricio, fluyen mieles,
una deidad inflama las horas con su llama
y loa el día azul un coro de donceles.

Romero: ¿no rebosa el corazón
por la noche de sombras evocadas,
por la tierra de arrugas trabajadas,
del Tiempo y el Espacio la múltiple emoción?

Brilla en las lejanías invioladas
vaga ciudad, el viento da en los juncos,
los juncos gimen bajo el viento rudo...
Romero, ¡que se vierta el corazón!
y la ternura y la tristeza mía
canten en el crepúsculo: ¡Armonía!

Yo, Rey del reino estéril de las lágrimas,
yo, Rey del reino vacuo de las rimas,
con mis canciones ebrias
que un son nocturno hechiza
y con mis voces pávidas,
anuncio las cavernas del Enigma.
En mis siete dolores primarios se resume,
como en alejandrino paradigma,
la escala del dolor que el mal asume.

Tenebrosa, recóndita Armonía...

Mi numen, fuerte, no es aquel tan puro
como el cerrado corazón de un monte;
pero sobre sus ruinas de inocencias
haré brillar, ebrio del dolor puro,
una gota de luz del corazón del monte.

Monday, July 31, 2006

In memoriam [+] Septiembre 2003 - Agosto 2006

Los cinco poemas anteriores los escribió un amigo, quizá el mejor de todos los hombres... Hoy, no está más... ha trascendido a otra esfera; pero siempre quedarán los recuerdos de momentos hermosos y estas palabras que algún día me escribió.

Calypso (2) (Jorge Abad)

más...


Calypso deja de leer,
tantas cartas han turbado tu mente,
tantos libros confundido tu memoria;
no distingues entre la vigilia y el descanso nocturno,
entre los abrazos y las despedidas,
entre la desesperación y la calma.

No ves que conspiran contra ti
Fausto, los Quijotes, los Ulises, Teseo,
Minotauro, Zaratrustra y Charlie Parker.

No ves que en el día confabulan
para en la noche entonar
salmos, cantos y responsorios
en tus sueños.

Deja de leer tantas cartas,
deja de buscar en ellas el amor,
libera tus ojos de tantas letras, de tantas palabras;
mejor trenza tu hermoso pelo,
dedícate un tiempo a la belleza,
a la vanidad, a la vanidad, a la vanidad.

Sosiega tu corazón (Jorge Abad)

"Ib..." ya saben...


Sosiega tu corazón
yo no me iré
dejaré que la calma llegue al tuyo mientras
los sentimientos se apagan

Sosiega tu alma
recuerda que estaré
un poco lejano
pero no distante de tu vida
seguiré contando tus movimientos
sabiendo de tus disímiles pasos

Haz que tu corazón agitado de pajarito se calme
y el miedo desaparezca
no hay culpa en que los sentimientos nazcan
donde a ratos no deban nacer
pero ven, yo te ayudo
siéntate en tu barca
yo te empujo para que no tengas que hacer mucho esfuerzo en tu
inicio al navegar
las predicciones de clima son buenas para esta temporada
ven, yo te ayudo
con el tiempo se que tu corazón de pajarito
va a dejar de amar
y volverá para que la amistad
tenga entre nosotros un lugar

Paseando por las nubes (Jorge Abad)

Sólo "Ibid"


Paseando por las nubes
buscando ansiosamente tu cuerpo
añorando que pase cada segundo del día
para ir a encontrarme contigo en
nuestro ático de ensueño

¿Por qué? (Jorge Abad)

Otro sin comentarios...o sí, uno: "Ibid"


Por qué para que tanto genio fluyera
había de herirte de muerte
por qué el dolor de no amarte
ha tornado oscura tu suerte

Por qué sigues atada
a lo que nunca tuvo horizonte,
yo sé
el corazón no es la razón
y la razón no lo convence

Siento como si hubiese matado el fruto
para germinar la semilla
maldita suerte mía
de como amiga ya no tenerte
Enviarte al panteón frío y solo
y no saber acompañarte
al corazón no se le obliga
ni a amar, ni a olvidar
sólo se le deja que sufra y viva
según se mueva su palpitar
hacia los brazos de un buen o mal amante

Calypso (Jorge Abad)

Recuerdos...sin más palabras



Calypso rodeada de mar
hace rato tus playas no voy a visitar
ríos, fuentes, quebradas, valles, montes y simas
todos y cada uno recuerdo su besar

Calypso
Ondonadas rojas, piel lunar
senos traviesos, labios tímidos
y tu risa en esta distancia con frecuencia me viene a visitar

Hace rato tus playas no voy a visitar
he quedado herido en extraños lugares
no hay caminos, no hay estelas
las estrellas todas se han apagado
y el viento ha dejado de soplar

Calypso
te extraño en la distancia
en la de los adioses y los deseos
en la calma del lecho que
en las noches como preludio al sexo
usábamos para eternamente conversar

Necesito (Sui generis)


Aquí va pues, algo más de la banda sonora de mi vida...
Quién no necesita o lo ha necesitado...?


Necesito alguien
que me parche un poco
y que limpie mi cabeza
que cocine guisos de madre
postres de abuela y torres de caramelo

Que ponga tachuelas en mis zapatos
para que me acuerde que voy caminando
y que cuelgue mi mente de una soga
hasta que se seque de problemas
y me lleve...

Y que esté en mi cama
viernes y domingo
para estar en su alma todos los demás
dias de mi vida

Y que me quiera cuando estoy
cuando me voy, cuando me fui
y que sepa servir el té, besarme después
y echar a reir

Y que conozca las palabras
que jamás le voy a decir
y que no le importe mi ropa
si total me voy a desvestir...
para amarla

Necesito alguien
que me parche un poco
y que limpie mi cabeza
que cocine guisos de madre
postres de abuela y torres de caramelo

Si conocen alguien así,
yo se los pido
que me avisen porque es así totalmente
quien necesito...

Tuesday, July 25, 2006

Fabián Casas


Como un descubrimiento afortunado podría calificar el que hice en días pasados durante el XVI Festival Internacional de Poesía de Medellín. Allí conocí a este encantador hombre y maravilloso poeta: Fabián Casas.

A primera vista parece algo huraño y malgeniado, sin dejar ese atractivo que tienen la mayoría de los exponentes del género masculino de Argentina, pero luego cuando comienza a hablar, su poesía, ese acento dulce, esa forma de arrastrar las "LL"...

Así que luego de escucharlo, al llegar a mi casa, hice algunas llamadas a las principales librerías de mi ciudad y lamentablemente no encontré nada suyo, entonces recurrí a este maravilloso invento llamado internet y encontré algunas cosas muy interesantes como sus publicaciones y unos blogs en donde escribe con mucha regularidad y constancia.

Es por ello que me atrevo a poner aquí algunos escritos suyos, no con el deseo de hacerle fama o publicidad, que ya bastante tiene, sino con esa maravillosa excitación de quien encuentra algo que de verdad le ha gustado, que le ha tocado el alma profundamente.

Para ampliar información sobre Fabián Casas, puede mirarse este link:

http://fabiancasas.tripod.com/index.html
http://fabianteperdona.blogspot.com/
http://www.malelemento.blogspot.com/

Sin llaves y a oscuras (Fabián Casas)




Era uno de esos días en que todo
sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.

Entonces salí al pasillo para tirar
la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano

Monday, July 24, 2006

La vida equivocada

Corrección: de acuerdo con el dato que me pasaron, esto no es de Fabián Casas, el poeta argentino; pero, como de igual modo me gusta el texto, lo voy a dejar; si alguien sabe de quién es, se lo agradeceré que me lo cuente.




Cuándo estás viviendo bien?

Cuando la iglesia se opone.

Cuándo estás pensando bien?

"Fui condenado por mis ideas: señal que estaba en lo cierto." Roberto Prefumo

Cuándo estás gastando bien?

Cuando los comerciantes te detestan.

Cuándo te has vestido bien?

Cuando vos estás cómodo... y los demás se incomodan.

Cuándo te has peinado bien?

Cuando vos estás cómodo... y los demás te dicen "tenés que hacer algo con ese pelo!"

Cuándo escuchás buena música?

Cuando sabés que nunca la oirás en otro lado que no sea en tu casa

Cuándo has visto una buena película?

Cuando "El Amante" la ha destruído, y en los diarios ni se han enterado que existía.

Cuándo tus ideas son originales y fabulosas?

Cuando terminás de contarlas y pierden toda la gracia.

Cuándo los canelones que has cocinado son buenos?

Cuando una de tus invitadas te dice "Vos aún no probaste los míos!"y por fin...

Cuándo uno está equivocado?

Cuando tu amigo permanece en silencio.

El malogrado (Fabián Casas)




De no haberse tensado en tu fuerza
mis poemas no hubieran sido así.
Alguien corría muebles mientras te los leía.
Después me enceguecí,
me faltó el aire
y el polvo fue un tatuaje
para todos los objetos de mi casa.

La maquinaria psicosomática se atascó.
El gallo muerto es una peluca en el medio del camino.
Y cuando en la Academia se habla de mis versos,
jamás te nombro. Te empujo
hacia el fondo del canasto
con los Levis sucios y las obsesiones.

Algunos pasos nos sirven
para salir de nuestra pieza;
otros pocos para salir de nuestra vida.
Y mientras me regodeo
en la costumbre pagana del vermut,
espero tu llamada, tu advocación.
Hazlo, Señor,
y da origen a un nuevo animal.

Wednesday, July 19, 2006

Textura de sueño (Gioconda Belli)

No he visto el día
más que a través de tu ausencia
de tu ausencia redonda que envuelve mi paso agitado,
mi respiración de mujer sola.

Hay que están hechos para morirse o para llorar,
días poblados de fantasmas y ecos
en los que ando sobresaltada,
pareciéndome que el pasado va a abrir la puerta
y que hoy será ayer,
tus manos, tus ojos, tu estar conmigo,
lo que hace tan poco era tan real
y ahora tiene la misma
textura del sueño.

Saturday, June 03, 2006

Cadenas (Piedad Bonnett)

Como un niño obstinado
Que persiste en salir del laberinto
Deambulas noche a noche por mis sueños.
Con el alma encogida yo te sigo
Sabiendo que más tarde o más temprano
Tú encontrarás la puerta y yo el olvido

Monday, May 08, 2006

Sentencia (Luis Eduardo Jaramillo González)

Tengo todos mis demonios detrás de ti
Acechándote están todos mis monstruos
Mi lujuria te apetece
Mi miedo te nostalgia
Mis celos te laceran
Soy el mayor inquisidor
Del ritmo de tus caderas
En cada tarde.
Yo te condeno
A ser amada por mí
Toda tu vida.

Julio de 2005

Soneto del vino (Jorge Luis Borges)

¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?

Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.

En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto

otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.

Ausencia (Vinicius de Moraes)

Dejaré que muera en mí el deseo
de amar tus ojos dulces,
porque nada te podré dar sino la pena
de verme eternamente exhausto.
No obstante, tu presencia es algo
como la luz y la vida.
Siento que en mi gesto está tu gesto
y en mi voz tu voz.
No quiero tenerte porque en mi ser
todo estará terminado.
Sólo quiero que surjas en mí
como la fe en los desesperados,
para que yo pueda llevar una gota de rocío
en esta tierra maldita
que se quedó en mi carne
como un estigma del pasado.
Me quedaré... tu te irás,
apoyarás tu rostro en otro rostro,
tus dedos enlazarán otros dedos
y te desplegarás en la madrugada,
pero no sabrás que fui yo quien te logró,
porque yo fui el amigo más íntimo de la noche,
porque apoyé mi rostro en el rostro de la noche
y escuché tus palabras amorosas,
porque mis dedos enlazaron los dedos
en la niebla suspendidos en el espacio
y acerqué a mí la misteriosa esencia
de tu abandono desordenado.
Me quedaré solo como los veleros
en los puertos silenciosos.
Pero te poseeré más que nadie
porque podré irme
y todos los lamentos del mar,
del viento, del cielo, de las aves,
de las estrellas, serán tu voz presente,
tu voz ausente, tu voz sosegada.

Versión de : Mariano Ramos

Soneto de la separación (Vinicius de Moraes)

De repente la risa se hizo llanto,
silencioso y blanco como la bruma;
de las bocas unidas se hizo espuma,
y de las manos dadas se hizo espanto.

De repente la calma se hizo viento
que de los ojos apagó la última llama,
y de la pasión se hizo el presentimiento
y del momento inmóvil se hiso el drama.

De repente, no más que de repente,
se volvió triste lo que fuera amante,
y solitario lo que fuera contento.

El amigo próximo se hizo distante,
la vida se volvió una aventura errante.
De repente, no más que de repente.

Versión de: César Conto

Vencidos (León Felipe)

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...

Brillo perdido (Rita Dove)

Rita Dove fue la primera mujer afro-americana que recibió el galardón de Poeta Laureado de los Estados Unidos. En 1987 obtuvo el Premio Pulitzer por su libro de poemas Thomas and Beulah; también ha publicado las colecciones de poemas The Yellow House on the Corner (1980), Museum (1983) y Grace Notes (1989), la selección de cuentos Fifth Sunday (1985), la novela Through the Ivory Gate (1992) y el drama en verso The Darker Face of the Earth (1994). Su libro de poemas seleccionados Selected Poems apareció en 1993.
Nació en Akron, Ohio. Habiendo obtenido una beca presidencial, en 1970 fue una de las mejores alumnas graduadas ese año. En 1973 obtuvo su título summa cum laude en la Miami University (Oxford, Ohio) ; durante 1974-75 realizó estudios en la Universidad de Tübingen con una beca Fullbright y, en 1977 obtuvo su Master of Fine Arts en la Universidad de Iowa.



Echo de menos ese corredor bañado de sombra,
sudor de siglos erigido en piedra.
Después del ataque, después que mis gritos
disminuyeron y sus remos suspiraron
hasta la costa humeante,
la palidez gris del bastión me calmó.
Incluso las columnas parecían cordiales, su lóbrego brillo
como la piel lustrosa de un ojo vagabundo.

Solía pararme en lo alto de la escaleradon
de la alfombra desplegaba hacia abajo
su extravagante corazón. Las llamas
peinaban el lago con relucientes lamidos.
Podía pretender que estaba por encima de la tierra
más que bajo : un palazzo
veneciano o un chalet en las brumas acostado
en un Alpe, aquella mezcla de confort
y tristeza ... nada era más simple
de imaginar. Pero era más difícil
descender cada anochecer : todo ese mármol
despojado de la felpa roja del privilegio
sobre la que viajaba, lento nautilo
desenrollándose en aterrorizado esplendor
adonde él sabía que me encontraría...
mi consorte, mi pareja,
aunque mucho más viejo y más triste.

Con el tiempo perdí la capacidad
de decidir. Era como si
hubiese estado viajando todos estos años
sin cuerpo,
hasta que sus manos me encontraron...
y entonces sólo éramos
los dos por siempre :
uno que hería
y otra que servía.

Ariadna (Francisco Álvarez Hidalgo)

Abandonada estoy, abandonada
por el amante al que ofrecí mi vida;
en mi sueño partió, sin despedida,
llevándose mi ensueño a la alborada.

Vino hacia mí con alma desolada
en laberinto de dolor perdida,
y halló con mi asistencia la salida,
tras matar a su monstruo con mi espada.

En todos hay un Minotauro fiero
que en el dédalo interno nos oprime
y que exige la audacia de un Teseo.

Pero no habrá victoria del guerrero
sin la Ariadna que besa y que redime,
…y que será olvidada tras su empleo.

Los Angeles, 16 de Noviembre de 1997

Thursday, March 16, 2006

Eloisa to Abelard (Alexander Pope / 1688-1744)

Gracias a una muy buena película (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) fue como llegué a este magistral poema de Alexander Pope, publicado en 1717!!!.

Después de verla, me di a la tarea de buscarlo; no tenía más que una frase, la que daba título a la película y que es dicha sólo una vez por uno de los personajes: "How happy is the blameless vestal's lot! /The world forgetting, by the world forgot. / Eternal sunshine of the spotless mind!" (versos 207 a 209), pero pude encontrarlo.

Y así, de la mera curiosidad sensible, pasé a un muy grato y asombroso descubrimiento: el de disfrutar de la musicalidad y la belleza de la rima en inglés. Además, la expresión estética de este poema, sus metáforas y la forma como llega al alma...no creo tener las palabras suficientes y certeras para contar lo que produce este poema, así que lo dejo a disposición de aquellos que quieran arriesgarse a hacer ese viaje que nos significan la poesía y la literatura, esta vez con este poema.



1 In these deep solitudes and awful cells,
2 Where heav'nly-pensive contemplation dwells,
3 And ever-musing melancholy reigns;
4 What means this tumult in a vestal's veins?
5 Why rove my thoughts beyond this last retreat?
6 Why feels my heart its long-forgotten heat?
7 Yet, yet I love!--From Abelard it came,
8 And Eloisa yet must kiss the name.


9 Dear fatal name! rest ever unreveal'd,
10 Nor pass these lips in holy silence seal'd.
11 Hide it, my heart, within that close disguise,
12 Where mix'd with God's, his lov'd idea lies:
13 O write it not, my hand--the name appears
14 Already written--wash it out, my tears!
15 In vain lost Eloisa weeps and prays,
16 Her heart still dictates, and her hand obeys.


17 Relentless walls! whose darksome round contains
18 Repentant sighs, and voluntary pains:
19 Ye rugged rocks! which holy knees have worn;
20 Ye grots and caverns shagg'd with horrid thorn!
21 Shrines! where their vigils pale-ey'd virgins keep,
22 And pitying saints, whose statues learn to weep!
23 Though cold like you, unmov'd, and silent grown,
24 I have not yet forgot myself to stone.
25 All is not Heav'n's while Abelard has part,
26 Still rebel nature holds out half my heart;
27 Nor pray'rs nor fasts its stubborn pulse restrain,
28 Nor tears, for ages, taught to flow in vain.


29 Soon as thy letters trembling I unclose,
30 That well-known name awakens all my woes.
31 Oh name for ever sad! for ever dear!
32 Still breath'd in sighs, still usher'd with a tear.
33 I tremble too, where'er my own I find,
34 Some dire misfortune follows close behind.
35 Line after line my gushing eyes o'erflow,
36 Led through a sad variety of woe:
37 Now warm in love, now with'ring in thy bloom,
38 Lost in a convent's solitary gloom!
39 There stern religion quench'd th' unwilling flame,
40 There died the best of passions, love and fame.


41 Yet write, oh write me all, that I may join
42 Griefs to thy griefs, and echo sighs to thine.
43 Nor foes nor fortune take this pow'r away;
44 And is my Abelard less kind than they?
45 Tears still are mine, and those I need not spare,
46 Love but demands what else were shed in pray'r;
47 No happier task these faded eyes pursue;
48 To read and weep is all they now can do.


49 Then share thy pain, allow that sad relief;
50 Ah, more than share it! give me all thy grief.
51 Heav'n first taught letters for some wretch's aid,
52 Some banish'd lover, or some captive maid;
53 They live, they speak, they breathe what love inspires,
54 Warm from the soul, and faithful to its fires,
55 The virgin's wish without her fears impart,
56 Excuse the blush, and pour out all the heart,
57 Speed the soft intercourse from soul to soul,
58 And waft a sigh from Indus to the Pole.


59 Thou know'st how guiltless first I met thy flame,
60 When Love approach'd me under Friendship's name;
61 My fancy form'd thee of angelic kind,
62 Some emanation of th' all-beauteous Mind.
63 Those smiling eyes, attemp'ring ev'ry day,
64 Shone sweetly lambent with celestial day.
65 Guiltless I gaz'd; heav'n listen'd while you sung;
66 And truths divine came mended from that tongue.
67 From lips like those what precept fail'd to move?
68 Too soon they taught me 'twas no sin to love.
69 Back through the paths of pleasing sense I ran,
70 Nor wish'd an Angel whom I lov'd a Man.
71 Dim and remote the joys of saints I see;
72 Nor envy them, that heav'n I lose for thee.


73 How oft, when press'd to marriage, have I said,
74 Curse on all laws but those which love has made!
75 Love, free as air, at sight of human ties,
76 Spreads his light wings, and in a moment flies,
77 Let wealth, let honour, wait the wedded dame,
78 August her deed, and sacred be her fame;
79 Before true passion all those views remove,
80 Fame, wealth, and honour! what are you to Love?
81 The jealous God, when we profane his fires,
82 Those restless passions in revenge inspires;
83 And bids them make mistaken mortals groan,
84 Who seek in love for aught but love alone.
85 Should at my feet the world's great master fall,
86 Himself, his throne, his world, I'd scorn 'em all:
87 Not Caesar's empress would I deign to prove;
88 No, make me mistress to the man I love;
89 If there be yet another name more free,
90 More fond than mistress, make me that to thee!
91 Oh happy state! when souls each other draw,
92 When love is liberty, and nature, law:
93 All then is full, possessing, and possess'd,
94 No craving void left aching in the breast:
95 Ev'n thought meets thought, ere from the lips it part,
96 And each warm wish springs mutual from the heart.
97 This sure is bliss (if bliss on earth there be)
98 And once the lot of Abelard and me.


99 Alas, how chang'd! what sudden horrors rise!
100 A naked lover bound and bleeding lies!
101 Where, where was Eloise? her voice, her hand,
102 Her poniard, had oppos'd the dire command.
103 Barbarian, stay! that bloody stroke restrain;
104 The crime was common, common be the pain.
105 I can no more; by shame, by rage suppress'd,
106 Let tears, and burning blushes speak the rest.


107 Canst thou forget that sad, that solemn day,
108 When victims at yon altar's foot we lay?
109 Canst thou forget what tears that moment fell,
110 When, warm in youth, I bade the world farewell?
111 As with cold lips I kiss'd the sacred veil,
112 The shrines all trembl'd, and the lamps grew pale:
113 Heav'n scarce believ'd the conquest it survey'd,
114 And saints with wonder heard the vows I made.
115 Yet then, to those dread altars as I drew,
116 Not on the Cross my eyes were fix'd, but you:
117 Not grace, or zeal, love only was my call,
118 And if I lose thy love, I lose my all.
119 Come! with thy looks, thy words, relieve my woe;
120 Those still at least are left thee to bestow.
121 Still on that breast enamour'd let me lie,
122 Still drink delicious poison from thy eye,
123 Pant on thy lip, and to thy heart be press'd;
124 Give all thou canst--and let me dream the rest.
125 Ah no! instruct me other joys to prize,
126 With other beauties charm my partial eyes,
127 Full in my view set all the bright abode,
128 And make my soul quit Abelard for God.


129 Ah, think at least thy flock deserves thy care,
130 Plants of thy hand, and children of thy pray'r.
131 From the false world in early youth they fled,
132 By thee to mountains, wilds, and deserts led.
133 You rais'd these hallow'd walls; the desert smil'd,
134 And Paradise was open'd in the wild.
135 No weeping orphan saw his father's stores
136 Our shrines irradiate, or emblaze the floors;
137 No silver saints, by dying misers giv'n,
138 Here brib'd the rage of ill-requited heav'n:
139 But such plain roofs as piety could raise,
140 And only vocal with the Maker's praise.
141 In these lone walls (their days eternal bound)
142 These moss-grown domes with spiry turrets crown'd,
143 Where awful arches make a noonday night,
144 And the dim windows shed a solemn light;
145 Thy eyes diffus'd a reconciling ray,
146 And gleams of glory brighten'd all the day.
147 But now no face divine contentment wears,
148 'Tis all blank sadness, or continual tears.
149 See how the force of others' pray'rs I try,
150 (O pious fraud of am'rous charity!)
151 But why should I on others' pray'rs depend?
152 Come thou, my father, brother, husband, friend!
153 Ah let thy handmaid, sister, daughter move,
154 And all those tender names in one, thy love!
155 The darksome pines that o'er yon rocks reclin'd
156 Wave high, and murmur to the hollow wind,
157 The wand'ring streams that shine between the hills,
158 The grots that echo to the tinkling rills,
159 The dying gales that pant upon the trees,
160 The lakes that quiver to the curling breeze;
161 No more these scenes my meditation aid,
162 Or lull to rest the visionary maid.
163 But o'er the twilight groves and dusky caves,
164 Long-sounding aisles, and intermingled graves,
165 Black Melancholy sits, and round her throws
166 A death-like silence, and a dread repose:
167 Her gloomy presence saddens all the scene,
168 Shades ev'ry flow'r, and darkens ev'ry green,
169 Deepens the murmur of the falling floods,
170 And breathes a browner horror on the woods.


171 Yet here for ever, ever must I stay;
172 Sad proof how well a lover can obey!
173 Death, only death, can break the lasting chain;
174 And here, ev'n then, shall my cold dust remain,
175 Here all its frailties, all its flames resign,
176 And wait till 'tis no sin to mix with thine.


177 Ah wretch! believ'd the spouse of God in vain,
178 Confess'd within the slave of love and man.
179 Assist me, Heav'n! but whence arose that pray'r?
180 Sprung it from piety, or from despair?
181 Ev'n here, where frozen chastity retires,
182 Love finds an altar for forbidden fires.
183 I ought to grieve, but cannot what I ought;
184 I mourn the lover, not lament the fault;
185 I view my crime, but kindle at the view,
186 Repent old pleasures, and solicit new;
187 Now turn'd to Heav'n, I weep my past offence,
188 Now think of thee, and curse my innocence.
189 Of all affliction taught a lover yet,
190 'Tis sure the hardest science to forget!
191 How shall I lose the sin, yet keep the sense,
192 And love th' offender, yet detest th' offence?
193 How the dear object from the crime remove,
194 Or how distinguish penitence from love?
195 Unequal task! a passion to resign,
196 For hearts so touch'd, so pierc'd, so lost as mine.
197 Ere such a soul regains its peaceful state,
198 How often must it love, how often hate!
199 How often hope, despair, resent, regret,
200 Conceal, disdain--do all things but forget.
201 But let Heav'n seize it, all at once 'tis fir'd;
202 Not touch'd, but rapt; not waken'd, but inspir'd!
203 Oh come! oh teach me nature to subdue,
204 Renounce my love, my life, myself--and you.
205 Fill my fond heart with God alone, for he
206 Alone can rival, can succeed to thee.


207 How happy is the blameless vestal's lot!
208 The world forgetting, by the world forgot.
209 Eternal sunshine of the spotless mind!
210 Each pray'r accepted, and each wish resign'd;
211 Labour and rest, that equal periods keep;
212 "Obedient slumbers that can wake and weep;"
213 Desires compos'd, affections ever ev'n,
214 Tears that delight, and sighs that waft to Heav'n.
215 Grace shines around her with serenest beams,
216 And whisp'ring angels prompt her golden dreams.
217 For her th' unfading rose of Eden blooms,
218 And wings of seraphs shed divine perfumes,
219 For her the Spouse prepares the bridal ring,
220 For her white virgins hymeneals sing,
221 To sounds of heav'nly harps she dies away,
222 And melts in visions of eternal day.


223 Far other dreams my erring soul employ,
224 Far other raptures, of unholy joy:
225 When at the close of each sad, sorrowing day,
226 Fancy restores what vengeance snatch'd away,
227 Then conscience sleeps, and leaving nature free,
228 All my loose soul unbounded springs to thee.
229 Oh curs'd, dear horrors of all-conscious night!
230 How glowing guilt exalts the keen delight!
231 Provoking Daemons all restraint remove,
232 And stir within me every source of love.
233 I hear thee, view thee, gaze o'er all thy charms,
234 And round thy phantom glue my clasping arms.
235 I wake--no more I hear, no more I view,
236 The phantom flies me, as unkind as you.
237 I call aloud; it hears not what I say;
238 I stretch my empty arms; it glides away.
239 To dream once more I close my willing eyes;
240 Ye soft illusions, dear deceits, arise!
241 Alas, no more--methinks we wand'ring go
242 Through dreary wastes, and weep each other's woe,
243 Where round some mould'ring tower pale ivy creeps,
244 And low-brow'd rocks hang nodding o'er the deeps.
245 Sudden you mount, you beckon from the skies;
246 Clouds interpose, waves roar, and winds arise.
247 I shriek, start up, the same sad prospect find,
248 And wake to all the griefs I left behind.


249 For thee the fates, severely kind, ordain
250 A cool suspense from pleasure and from pain;
251 Thy life a long, dead calm of fix'd repose;
252 No pulse that riots, and no blood that glows.
253 Still as the sea, ere winds were taught to blow,
254 Or moving spirit bade the waters flow;
255 Soft as the slumbers of a saint forgiv'n,
256 And mild as opening gleams of promis'd heav'n.


257 Come, Abelard! for what hast thou to dread?
258 The torch of Venus burns not for the dead.
259 Nature stands check'd; Religion disapproves;
260 Ev'n thou art cold--yet Eloisa loves.
261 Ah hopeless, lasting flames! like those that burn
262 To light the dead, and warm th' unfruitful urn.


263 What scenes appear where'er I turn my view?
264 The dear ideas, where I fly, pursue,
265 Rise in the grove, before the altar rise,
266 Stain all my soul, and wanton in my eyes.
267 I waste the matin lamp in sighs for thee,
268 Thy image steals between my God and me,
269 Thy voice I seem in ev'ry hymn to hear,
270 With ev'ry bead I drop too soft a tear.
271 When from the censer clouds of fragrance roll,
272 And swelling organs lift the rising soul,
273 One thought of thee puts all the pomp to flight,
274 Priests, tapers, temples, swim before my sight:
275 In seas of flame my plunging soul is drown'd,
276 While altars blaze, and angels tremble round.


277 While prostrate here in humble grief I lie,
278 Kind, virtuous drops just gath'ring in my eye,
279 While praying, trembling, in the dust I roll,
280 And dawning grace is op'ning on my soul:
281 Come, if thou dar'st, all charming as thou art!
282 Oppose thyself to Heav'n; dispute my heart;
283 Come, with one glance of those deluding eyes
284 Blot out each bright idea of the skies;
285 Take back that grace, those sorrows, and those tears;
286 Take back my fruitless penitence and pray'rs;
287 Snatch me, just mounting, from the blest abode;
288 Assist the fiends, and tear me from my God!


289 No, fly me, fly me, far as pole from pole;
290 Rise Alps between us! and whole oceans roll!
291 Ah, come not, write not, think not once of me,
292 Nor share one pang of all I felt for thee.
293 Thy oaths I quit, thy memory resign;
294 Forget, renounce me, hate whate'er was mine.
295 Fair eyes, and tempting looks (which yet I view!)
296 Long lov'd, ador'd ideas, all adieu!
297 Oh Grace serene! oh virtue heav'nly fair!
298 Divine oblivion of low-thoughted care!
299 Fresh blooming hope, gay daughter of the sky!
300 And faith, our early immortality!
301 Enter, each mild, each amicable guest;
302 Receive, and wrap me in eternal rest!


303 See in her cell sad Eloisa spread,
304 Propp'd on some tomb, a neighbour of the dead.
305 In each low wind methinks a spirit calls,
306 And more than echoes talk along the walls.
307 Here, as I watch'd the dying lamps around,
308 From yonder shrine I heard a hollow sound.
309 "Come, sister, come!" (it said, or seem'd to say)
310 "Thy place is here, sad sister, come away!
311 Once like thyself, I trembled, wept, and pray'd,
312 Love's victim then, though now a sainted maid:
313 But all is calm in this eternal sleep;
314 Here grief forgets to groan, and love to weep,
315 Ev'n superstition loses ev'ry fear:
316 For God, not man, absolves our frailties here."


317 I come, I come! prepare your roseate bow'rs,
318 Celestial palms, and ever-blooming flow'rs.
319 Thither, where sinners may have rest, I go,
320 Where flames refin'd in breasts seraphic glow:
321 Thou, Abelard! the last sad office pay,
322 And smooth my passage to the realms of day;
323 See my lips tremble, and my eye-balls roll,
324 Suck my last breath, and catch my flying soul!
325 Ah no--in sacred vestments may'st thou stand,
326 The hallow'd taper trembling in thy hand,
327 Present the cross before my lifted eye,
328 Teach me at once, and learn of me to die.
329 Ah then, thy once-lov'd Eloisa see!
330 It will be then no crime to gaze on me.
331 See from my cheek the transient roses fly!
332 See the last sparkle languish in my eye!
333 Till ev'ry motion, pulse, and breath be o'er;
334 And ev'n my Abelard be lov'd no more.
335 O Death all-eloquent! you only prove
336 What dust we dote on, when 'tis man we love.


337 Then too, when fate shall thy fair frame destroy,
338 (That cause of all my guilt, and all my joy)
339 In trance ecstatic may thy pangs be drown'd,
340 Bright clouds descend, and angels watch thee round,
341 From op'ning skies may streaming glories shine,
342 And saints embrace thee with a love like mine.


343 May one kind grave unite each hapless name,
344 And graft my love immortal on thy fame!
345 Then, ages hence, when all my woes are o'er,
346 When this rebellious heart shall beat no more;
347 If ever chance two wand'ring lovers brings
348 To Paraclete's white walls and silver springs,
349 O'er the pale marble shall they join their heads,
350 And drink the falling tears each other sheds;
351 Then sadly say, with mutual pity mov'd,
352 "Oh may we never love as these have lov'd!"


353 From the full choir when loud Hosannas rise,
354 And swell the pomp of dreadful sacrifice,
355 Amid that scene if some relenting eye
356 Glance on the stone where our cold relics lie,
357 Devotion's self shall steal a thought from Heav'n,
358 One human tear shall drop and be forgiv'n.
359 And sure, if fate some future bard shall join
360 In sad similitude of griefs to mine,
361 Condemn'd whole years in absence to deplore,
362 And image charms he must behold no more;
363 Such if there be, who loves so long, so well;
364 Let him our sad, our tender story tell;
365 The well-sung woes will soothe my pensive ghost;
366 He best can paint 'em, who shall feel 'em most.

Si volvieran los dragones (Sabina y Páez)

Hace algunos años descubrí a Joaquín Sabina y... fue un muy afortunado descubrimiento... desde entonces sus letras y su música han hecho parte de la Banda Sonora de mi vida.
Esta canción en particular me cala hondo, la canta con Fito Páez...no sé, quizá algún día vuelvan los dragones...



Si la angustia no tuviera tantos meses,
si pudiera huir de esta ciudad,
si el milagro de los panes y los peces
consiguiera darnos de cenar.
Si tuvieran corazón las autopistas,
si alguien me esperara en la estación,
si bajaran de la luna los artistas,
si acabara bien esta canción.
Si aprendiéramos a amar como animales,
si quedara tiempo que perder,
si bailaran rock and roll los generales,
si cantara el gallo rojo del amanecer.
Y los sentidos olvidaran la razón.
Y las golondrinas
supieran volver
a hacer su nido cada otoño en el reloj
de las oficinas,
si el huracán del porvenir
arrasara las fronteras
rotas las banderas por la pasión,
si reinara en el dos mil
la imaginación.
Si los besos cotizaran más que el oro,
si quedara hotel en Shangri-Lá,
si la muerte hiciera mutis por el foro,
si pudiera yo quererte hasta el final
y naufragar
en la isla del tesoro,
si los mercenarios de la soledad
incendiaran con un blues
todo el cono sur.
Si en los escombros de la revolución
creciera el árbol verde del placer,
y las catedrales se cansaran de ser
ruinas del fracaso de Dios.
Si volvieran los dragones a poblar las avenidas
de un planeta que se suicida.
Si volvieran los dragones...
Si volvieran los dragones, Robin Hood,
las amazonas, Marco Polo, Nosferatu, Garcilaso,
Casanova, Buster Keaton, Mata Hari, Don Quijote,
Macedonio, Moby Dick, Los Bucaneros,
Nostradamus, Celedonio, Sargent Pepper,
Goyeneche, Sitting Bull, La violetera,
Janis Joplin, Doctor Jekyll, D'Artagnan,
la primavera, el Cantar de los Cantares, Greta Garbo,
el Tempranillo, Babilonia, Julio Verne, Camaron, los conventillos, gulliver,
Sierra Maestra, Bonny and Clyde,
La Magdalena, Camelot, los alquimistas,
Atahualpa, Bonavena, la tetona de Fellini, Bakunin,
las ilusiones, Espartaco, Mesalina, las cigueñas,
los bufones, Si volvieran%2