Monday, May 08, 2006

Sentencia (Luis Eduardo Jaramillo González)

Tengo todos mis demonios detrás de ti
Acechándote están todos mis monstruos
Mi lujuria te apetece
Mi miedo te nostalgia
Mis celos te laceran
Soy el mayor inquisidor
Del ritmo de tus caderas
En cada tarde.
Yo te condeno
A ser amada por mí
Toda tu vida.

Julio de 2005

Soneto del vino (Jorge Luis Borges)

¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?

Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.

En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto

otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.

Ausencia (Vinicius de Moraes)

Dejaré que muera en mí el deseo
de amar tus ojos dulces,
porque nada te podré dar sino la pena
de verme eternamente exhausto.
No obstante, tu presencia es algo
como la luz y la vida.
Siento que en mi gesto está tu gesto
y en mi voz tu voz.
No quiero tenerte porque en mi ser
todo estará terminado.
Sólo quiero que surjas en mí
como la fe en los desesperados,
para que yo pueda llevar una gota de rocío
en esta tierra maldita
que se quedó en mi carne
como un estigma del pasado.
Me quedaré... tu te irás,
apoyarás tu rostro en otro rostro,
tus dedos enlazarán otros dedos
y te desplegarás en la madrugada,
pero no sabrás que fui yo quien te logró,
porque yo fui el amigo más íntimo de la noche,
porque apoyé mi rostro en el rostro de la noche
y escuché tus palabras amorosas,
porque mis dedos enlazaron los dedos
en la niebla suspendidos en el espacio
y acerqué a mí la misteriosa esencia
de tu abandono desordenado.
Me quedaré solo como los veleros
en los puertos silenciosos.
Pero te poseeré más que nadie
porque podré irme
y todos los lamentos del mar,
del viento, del cielo, de las aves,
de las estrellas, serán tu voz presente,
tu voz ausente, tu voz sosegada.

Versión de : Mariano Ramos

Soneto de la separación (Vinicius de Moraes)

De repente la risa se hizo llanto,
silencioso y blanco como la bruma;
de las bocas unidas se hizo espuma,
y de las manos dadas se hizo espanto.

De repente la calma se hizo viento
que de los ojos apagó la última llama,
y de la pasión se hizo el presentimiento
y del momento inmóvil se hiso el drama.

De repente, no más que de repente,
se volvió triste lo que fuera amante,
y solitario lo que fuera contento.

El amigo próximo se hizo distante,
la vida se volvió una aventura errante.
De repente, no más que de repente.

Versión de: César Conto

Vencidos (León Felipe)

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...

Brillo perdido (Rita Dove)

Rita Dove fue la primera mujer afro-americana que recibió el galardón de Poeta Laureado de los Estados Unidos. En 1987 obtuvo el Premio Pulitzer por su libro de poemas Thomas and Beulah; también ha publicado las colecciones de poemas The Yellow House on the Corner (1980), Museum (1983) y Grace Notes (1989), la selección de cuentos Fifth Sunday (1985), la novela Through the Ivory Gate (1992) y el drama en verso The Darker Face of the Earth (1994). Su libro de poemas seleccionados Selected Poems apareció en 1993.
Nació en Akron, Ohio. Habiendo obtenido una beca presidencial, en 1970 fue una de las mejores alumnas graduadas ese año. En 1973 obtuvo su título summa cum laude en la Miami University (Oxford, Ohio) ; durante 1974-75 realizó estudios en la Universidad de Tübingen con una beca Fullbright y, en 1977 obtuvo su Master of Fine Arts en la Universidad de Iowa.



Echo de menos ese corredor bañado de sombra,
sudor de siglos erigido en piedra.
Después del ataque, después que mis gritos
disminuyeron y sus remos suspiraron
hasta la costa humeante,
la palidez gris del bastión me calmó.
Incluso las columnas parecían cordiales, su lóbrego brillo
como la piel lustrosa de un ojo vagabundo.

Solía pararme en lo alto de la escaleradon
de la alfombra desplegaba hacia abajo
su extravagante corazón. Las llamas
peinaban el lago con relucientes lamidos.
Podía pretender que estaba por encima de la tierra
más que bajo : un palazzo
veneciano o un chalet en las brumas acostado
en un Alpe, aquella mezcla de confort
y tristeza ... nada era más simple
de imaginar. Pero era más difícil
descender cada anochecer : todo ese mármol
despojado de la felpa roja del privilegio
sobre la que viajaba, lento nautilo
desenrollándose en aterrorizado esplendor
adonde él sabía que me encontraría...
mi consorte, mi pareja,
aunque mucho más viejo y más triste.

Con el tiempo perdí la capacidad
de decidir. Era como si
hubiese estado viajando todos estos años
sin cuerpo,
hasta que sus manos me encontraron...
y entonces sólo éramos
los dos por siempre :
uno que hería
y otra que servía.

Ariadna (Francisco Álvarez Hidalgo)

Abandonada estoy, abandonada
por el amante al que ofrecí mi vida;
en mi sueño partió, sin despedida,
llevándose mi ensueño a la alborada.

Vino hacia mí con alma desolada
en laberinto de dolor perdida,
y halló con mi asistencia la salida,
tras matar a su monstruo con mi espada.

En todos hay un Minotauro fiero
que en el dédalo interno nos oprime
y que exige la audacia de un Teseo.

Pero no habrá victoria del guerrero
sin la Ariadna que besa y que redime,
…y que será olvidada tras su empleo.

Los Angeles, 16 de Noviembre de 1997